Cansada del silencio de tu mirada
de la mueca del viento
que esconde tus palabras
y es el pensamiento la presencia
que me aclama
cuando tu voz escucho
aunque no digas nada.
Quizá me hayas olvidado
pero el perfume de mis labios
sigue impregnado…
Bajo la seda de tu almohada
en la que un día dibujé con mis besos
una rosa encarnada
donde se marchita mi nombre
entre pétalos de añoranza.
Y yo, te miro desde lejos
con el mar como testigo
del naufragio de mis lágrimas
y es el eco de las olas
que despierta mis ansias
de olvidarte en un suspiro
porque de recordarte mi alma
¡Ya está cansada!
ROSER
que paz y relajación, he leido tu poema, escuchando música suave, una delicia.
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